Odiosa ayer, la escuela es ya sólo algo ridículo.

¿Hay que destruirla? Pregunta doblemente absurda. En primer lugar porque ya está destruida. Cada vez menos concernidos por lo que enseñan y estudian -y sobre todo por la manera de instruir y de instruirse-, ¿no se afanan conjuntamente profesores y alumnos en hundir voluntariamente el viejo paquebote pedagógico que hace aguas por todas partes? El hastío engendra la violencia, la fealdad de los edificios incita al vandalismo, las construcciones modernas, cimentadas por el desprecio de los promotores inmobiliarios, se agrietan, se vienen abajo, arden, según el desgaste programado de sus materiales de pacotilla. Además, porque el reflejo de aniquilación se inscribe en la lógica de muerte de una sociedad mercantil cuya necesidad lucrativa consume lo vivo de los seres y de las cosas, lo degrada, lo contamina, lo mata. Acentuar el deterioro no beneficia sólo a los carroñeros de lo inmobiliario, a los ideólogos del miedo y de la seguridad, a los partidos del odio, de la exclusión, de la ignorancia, sino que, además, da razones a ese inmovilismo que no deja de cambiarse de ropaje y enmascara su nulidad con reformas tan espectaculares como efímeras.

En adelante, cada niño, cada adolescente, cada adulto, se encuentra en la encrucijada de una elección: consumirse en un mundo que agota la lógica de una rentabilidad a cualquier precio, o crear su propia vida creando un ambiente que asegure su plenitud y su armonía. Porque la existencia cotidiana no puede ya confundirse por más tiempo con esta supervivencia adaptativa a la que la han reducido los hombres que producen la mercancía y que son producidos por ella.

Una sociedad que no tiene otra respuesta a la miseria que el clientelismo, la caridad y el cambalache, es una sociedad mafiosa. Poner la escuela bajo el signo de la competitividad es incitar a la corrupción, y ésa es la moral de los negocios.

Después de haber arrancado al escolar de sus pulsiones de vida, el sistema educativo intenta cebarlo artificialmente para llevarlo al mercado de trabajo, donde seguirá balbuceando hasta la repugnancia el leitmotiv de su juventud: ¡Que gane el mejor! ¿Que gane qué? ¿Más inteligencia sensible, más afecto, más serenidad, más lucidez sobre sí y sobre las circunstancias, más medios para actuar sobre su propia existencia, más creatividad? No; más dinero y más poder, en un universo que ha consumido el dinero y el poder de tanto ser consumido por ellos.

Nos hundimos en las ciénagas de una burocracia parasitaria y mafiosa en la que el dinero se acumula y gira en un círculo cerrado en lugar de invertirse en la fabricación de productos de calidad, útiles para mejorar la vida y su entorno. El dinero es lo que menos falta, en contra de lo que os aseguran esos a los que habéis elegido; pero la enseñanza no es un sector rentable.

El bestia arribista venciendo al ser sensible y generoso; a eso es a lo que mercachifles en el poder llaman, también ellos, como los brillantes pensadores de antaño, una selección natural.

¿Acaso sólo habremos revocado el absurdo despotismo de los dioses para tolerar el fatalismo de una economía que corrompe y degrada la vida sobre el planeta y nuestra existencia cotidiana? La única arma de la que disponemos es la voluntad de vivir, aliada con la consciencia que la propaga. Si se la juzga por la capacidad del hombre de subvertir lo que le mata, puede ser un arma absoluta. La lógica de los negocios que intenta gobernarnos exige que toda retribución, subvención o limosna consentida se pague con una mayor obediencia al sistema mercantil. No tenéis más elección que seguirla o rechazarla siguiendo vuestros deseos. O entráis como clientes en el mercado europeo del saber lucrativo -dicho de otro modo, como esclavos de una burocracia parasitaria, condenada a hundirse bajo el peso creciente de su inutilidad-, o peleáis por vuestra autonomía, sentáis las bases de una escuela y de una sociedad nuevas, y recuperáis, para invertirlo en la calidad de la vida, el dinero dilapidado cada día en la corrupción ordinaria de las operaciones financieras.

El dinero robado a la vida es puesto al servicio del dinero. Ésa es la realidad oculta por la sombra absurda y amenazante de las grandes instituciones económicas: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Acuerdo General sobre las Tarifas Aduaneras y el Comercio, Comisión Europea, Banco de Francia y tutti quanti. Su apoyo a las fundaciones y a los centros universitarios de investigación implica a cambio que sea propagado el evangelio del beneficio, fácilmente transfigurado en verdad universal por la venalidad de la prensa, de la radio, de la televisión.

Hemos nacido, decía Shakespeare, para pisotear la cabeza de los reyes. Los reyes y sus ejércitos de verdugos no son más que polvo. Aprended a avanzar solos y aplastaréis con el pie a los que, en este mundo suyo que se muere, sólo tienen la ambición de morir con él.

Recopilación del texto “Aviso a escolares y estudiantes” (Raoul Vaneigeim)
realizado por Lecturasdeinfancia

Expropiaciones de supermercados en Grecia durante el mes diciembre

En el mes de diciembre de 2011 los anarquistas griegos han intensificado su propaganda por la recuperación popular de todo lo que nos roban diariamente los poderosos. Varias acciones directas se realizaron en los templos del consumo capitalista, en distintos lugares.

En la ciudad de Volos, se llevaron a cabo dos expropiaciones de supermercados, durante la combativa manifestación del jueves, 1 de diciembre, en el marco de la huelga general en todo el país. Los manifestantes invadieron las sucursales de las cadenas AB Vasilopoulos y Carrefour Marinopoulos, que están ubicadas en la calle 2a Noemvri, y sacaron de dentro alimentos y productos de primera necesidad, para ofrecerlos a continuación a los trabajadores de la “Acería Griega” de Aspropyrgos (Atenas), que ya cumplen dos meses en huelga.

El lunes 19 de diciembre, se llevaron a cabo dos expropiaciones más en diferentes barrios atenienses. En el barrio de Neos Kosmos, un grupo de compas expropió productos de un supermercado de la cadena Extra, y los distribuyeron en el mercado popular al aire libre, cerca del supermercado.

En el mismo día, otro grupo de compas expropió una sucursal de la cadena Carrefour en el barrio de Peristeri. Los expropiadores distribuyeron a su vez los productos al mercado popular al lado, junto con folletos que explicaban su acción, que fue realizada también en solidaridad con los huelguistas de la “Acería Griega”.

Las acciones directas en Peristeri continuaron el sábado, 24 de diciembre, cuando unas decenas de compas de varios barrios metropolitanos cortaron el tránsito en la calle que une las avenidas Konstantinoupoleos y Andrea Papandreou y desplegaron una pancarta en la que se leía: Expropiaciones a los supermercados, guerra contra los patrones. En seguida expropiaron dos supermercados y se dirigieron coreando consignas hasta el mercado popular al lado, donde distribuyeron los productos expropiados y textos que propagan el contraataque al mundo capitalista.

¡Diez, cien, mil expropiaciones!
¡Guerra contra la guerra de los patrones!

 

Extraído del portal de noticias Contra Info. 
http://es.contrainfo.espiv.net/2011/12/31/grecia-expropiaciones-de-supermercados-en-diciembre/

Crónica del IX Encuentro del Libro Anarquista de Madrid

El pasado fin de semana tuvo lugar la novena edición del encuentro del libro anarquista de Madrid, con una gran afluencia de gente de distintos lugares tanto del estado como de otras regiones del mundo. El encuentro se realizó en la Escuela Popular de Prosperidad, que se convirtió durante 3 días en un gran centro cultural libertario con venta de libros, debates, charlas, conversaciones, reflexiones, radio… todo ello mezclado con un gran ambiente de compañerismo y amistad.

Gracias a todas las que hacéis posible este tipo de eventos, tanto a los que se lo curran durante meses para que todo salga bien, como a las ponentes de las distintas charlas, a las editoras y distribuidoras por hacernos llegar tal cantidad de cultura y conocimientos y a todas las personas que se pasaron por “la prospe” a ver, escuchar, participar y aprender. A continuación ponemos las grabaciones de las distintas charlas, así como distintas entrevistas realizadas por la gente de Radio Onda Expansiva.

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Dialéctica del Cénit y el Ocaso

Texto de Miguel Amoros basado en la charla de título «Desarrollismo y Progresismo» enmarcada dentro de las «Jornadas Crítica al Progreso» organizadas por la Federación de Estudiantes Libertarios de la Universidad Autónoma de Madrid(FEL-UAM).

Audio de la Charla: http://dl.dropbox.com/u/1466770/Audios/Amoros-Desarrollismo%20y%20Progresismo%28FEL%29.3gp

DIALÉCTICA DEL CENIT Y EL OCASO

El capitalismo ha alcanzado su cenit, ha traspasado el umbral a partir del cual las medidas para preservarlo aceleran su autodestrucción. Ya no puede presentarse como la única alternativa al caos; es el caos y lo será cada vez más. Durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, un puñado de economistas disconformes y pioneros de la ecología social constataron la imposibilidad del crecimiento infinito con los recursos finitos del planeta, especialmente los energéticos, es decir, señalaron los límites externos del capitalismo. La ciencia y la tecnología podrían ampliar esos límites, pero no suprimirlos, originando de paso nuevos problemas a un ritmo mucho mayor que aquél al que habían arreglado los viejos. Tal constatación negaba el elemento clave de la política estatal de posguerra, el desarrollismo, la idea de que el desarrollo económico bastaba para resolver la cuestión social, pero también negaba el eje sobre el que pivotaba el socialismo, la creencia en un futuro justo e igualitario gracias al desarrollo indefinido de las fuerzas productivas dirigidas por los representantes del proletariado. Además, el desarrollismo tenía contrapartidas indeseables: la destrucción de los hábitat naturales y los suelos, la artificialización del territorio, la contaminación, el calentamiento global, el agujero de la capa de ozono, el agotamiento de los acuíferos, el deterioro de la vida en medio urbano y la anomia social. El crecimiento de las fuerzas productivas ponía de relieve su carácter destructivo cada vez más preponderante. La fe en el progreso hacía aguas; el desarrollo material esterilizaba el terreno de la libertad y amenazaba la supervivencia. La revelación de que una sociedad libre no vendría jamás de la mano de una clase directora, que mediante un uso racional del saber científico y técnico multiplicase la producción e inaugurara una época de abundancia donde todos quedaran ahítos, no era más que una consecuencia de la crítica de la función socialmente regresiva de la ciencia y la tecnología, o sea, del cuestionamiento de la idea de progreso. Pero el progresismo no era solamente un dogma burgués, era la característica principal de la doctrina proletaria. La crítica del progreso implicaba pues el final no sólo de la ideología burguesa sino de la obrerista. La solución a las desigualdades e injusticias no radicaba precisamente en un progresismo de nuevo cuño, en otra idea del progreso depurada de contradicciones. Como dijo Jaime Semprun, cuando el barco se hunde, lo importante no es disponer de una teoría correcta de la navegación, sino saber cómo fabricar con rapidez una balsa de troncos. Aprender a cultivar un huerto como recomendó Voltaire, a fabricar pan o a construir un molino como desean los neorrurales podría ser más importante que conocer la obra de Marx, la de Bakunin o la de la Internacional Situacionista. Eso significa que los problemas provocados por el desarrollismo no pueden acomodarse en el ámbito del saber especulativo y de la ideología porque son menos teóricos que prácticos, y, por consiguiente, la crítica tiene que encaminarse hacia la praxis. En ese estado de urgencia, el cómo vivir en un régimen no capitalista deja de ser una cuestión para la utopía para devenir el más realista de los planteamientos. Si la libertad depende de la desaparición de las burocracias y del Estado, del desmantelamiento de la producción industrial, de la abolición del trabajo asalariado, de la reapropiación de los conocimientos antiguos y del retorno a la agricultura tradicional, o sea, de un proceso radical de descentralización, desindustrialización y desurbanización debutando con la reapropiación del territorio, el sujeto capaz de llevar adelante esa inmensa tarea no puede ser aquél cuyos intereses permanecían asociados al crecimiento, a la acumulación incesante de capital, a la extensión de la jerarquía, a la expansión de la industria y a la urbanización generalizada. Un ser colectivo a la altura de esa misión no podría formarse en la disputa de una parte de las plusvalías del sistema sino a partir de la deserción misma, encontrando en la lucha por separarse la fuerza necesaria para constituirse.

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