Como parte integrante de un proyecto autónomo y okupado en una universidad, Kairós, nos sentimos especialmente cercanos y sensibles ante un hecho como el que publicitamos desde este espacio. El desalojo y destrucción de un espacio okupado en la Universidad Statale de Milán, con la complicidad del Rector y una intervención policial en el seno de la universidad.
Por la creación y proliferación de los espacios okupados. Desalojos son mudanzas.
Este comunicado se ha escrito tras la destrucción de la Librería Autogestionada ex-Cuem dentro de la Universidad Statale de Milan para denunciar este hecho.
La librería autogestionada ex Cuem dentro de la Universidad había nacido hacía poco más de un año como un espacio para abordar mediante la práctica directa dos asuntos: (1) la voluntad de construir caminos de producción de teoría crítica en torno al vacío de la crisis de las instituciones modernas – incluyendo las del saber- y en segundo lugar (2) la voluntad de reapropiación de espacios físicos sin las lógicas típicas de las burocracias académicas. Fue gestionada por estudiantes y no estudiantes muy heterogéneos que vivieron en ella una auténtica experiencia de autogestión. Desarrollaron proyectos sin contar con experiencia editorial, de distribución o gráfica, criticando un modo de producción que regula la accesibilidad al trabajo sólo después una dura formación teórica.
El lunes 6 de mayo, tras el habitual parón de la vida universitaria del fin de semana, las personas gestoras de la librería se encontraron con los muros sin pintura, el suelo destruido y los libros y muebles desaparecidos. Ese mismo día, los usuarios de la librería entraron dentro de las aulas donde se impartían las clases, interrumpiéndolas, para informar de lo que había pasado y para convocar una asamblea en el espacio central de la Universidad. Después se llevó a cabo una manifestación por el campus y se ocupó un aula donde poder dejar todo el material que había sido desalojado y realizar asambleas para decidir qué hacer.
Estas acciones acabaron por motivar al Rector para que solicitara la intervención de la Policía en el campus, declarando: «asumo la plena responsabilidad de una elección difícil, tomada para proteger los derechos de los estudiantes y de la entera comunidad universitaria, y para tutelar la dignidad de la Institución pública. El final ha sido solo la consecuencia de un escalamiento de actos irresponsables y de prevaricación por parte de una minoría agresiva, representante solo de sí misma, no tolerables en una democracia ni ahora ni en el futuro» en una carta abierta a los estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad en la que legitimaba y justificaba la destrucción de la librería.
Tras sus palabras, entraron unos cincuenta policías antidisturbios, cuya actuación se saldó con cuatro heridos en la cabeza y un brazo roto. Un episodio de esta gravedad no había ocurrido en la universidad desde junio de 1972.
Las contradicciones de la gestión de esta situación, que sin duda ha seguido las lógicas de la administración empresarial, son evidentes: de un lado las actividades dentro de la librería no son legales porque no corresponden a un esquema jurídico ya existente, ni desde un punto de vista cultural; de otro lado la Universidad no tiene ningún escrúpulo en volverse, por razones económicas, en un enorme pabellón publicitario, como por ejemplo durante las ferias que se desarrollan en ella.
No se trata sólo de proteger o reconstruir un espacio, sino de difundir un proyecto alternativo a la actual colonización y sumisión de las vidas.
En estos días también otras facultades en Roma, Bologna y Napoli se han desarrollado acciones de protesta, resistencia y solidaridad y se ha anunciado que el día 10 de mayo se darán acciones en todo el territorio italiano contra la militarización del espacio universitario y contra la privatización de las existencias.
Stand up 4 ex-cuem!
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