[Todo Por Hacer]A la huelga

Por las horas perdidas buscando trabajo, por los madrugones para acudir puntuales a un curro de mierda con un sueldo de risa, por el miedo diario a quedarnos en la calle y con lo puesto, por tanta rabia e impotencia acumuladas, porque nos mean encima y nos dicen que llueve… Quien no encuentre motivos para ir a la huelga el próximo día 14 de noviembre no debe haberse parado a mirar a su alrededor, o tal vez es que se ha tragado hasta el fondo la cantinela de siempre.

Y sin embargo, estamos seguras/os de que ese día, igual que en tantas otras convocatorias anteriores, mareas de gente acudirán como cualquier otro día – o incluso con mayores ganas y a costa de lo que sea, que manda narices – a su puesto de trabajo. Algunos/as lo harán por el miedo (más que justificado en muchos casos) a las represalias, otros/as porque siguen identificando sus intereses con los de sus jefes/as y gobernantes, y otros/as incluso por el desprecio cada vez mayor que sienten hacia los sindicatos que convocan “cuando toca” por su propio beneficio. Excusas tampoco faltan.

Por eso hemos decidido dedicar gran parte del contenido de este número a esa próxima convocatoria de huelga general, a presentar las razones que nos mueven a secundarla, a plantearnos lo que han sido las huelgas históricamente y lo que son hoy en día, y a tratar de buscar el modo de afrontarlas y de hacer de ellas una herramienta útil.

Con esto tampoco queremos dar a entender que pensamos que un día de huelga general por sí solo vaya a ser la solución de nada (es difícil que alguien lo crea a estas alturas). Se trata simplemente de una herramienta más para plantar cara a tantos ataques, para (re)encontrarnos en las calles, (re)descubrir la fuerza que tenemos juntos/as y aprender de ello para continuar la lucha al día siguiente en nuestro curro o en nuestro barrio.

Y esto también lo tienen claro y así nos lo demuestran los/as miles de trabajadores/as de varios sectores que llevan meses manteniendo conflictos abiertos con la empresa, presionando a través de huelgas y movilizaciones conjuntas, como es el caso de las empresas de Metro y autobuses urbanos en Madrid y Barcelona (a las que ahora se han unido también los/as conductores/as de grúas en Madrid), o de los/as trabajadores/as y estudiantes de la enseñanza pública en todo el Estado en este pasado mes de octubre, entre otros/as.

La persistencia y continuidad de las luchas, la visibilización de los conflictos, la coordinación entre afectados/as (sean o no de la misma empresa), son armas que deberían emplearse mucho más allá de un día de huelga, y esperamos que –cada vez más- así sea.

Todo Por Hacer, Noviembre 2012

La educación como arma ideológica

Extraído del Todo Por Hacer de Octubre.

La llegada del otoño marca también el comienzo del nuevo curso escolar, que arranca ya fuerte en cuanto a movilizaciones y posibilidades de conflicto, aunque cierto es que los ánimos de docentes, padres, madres y alumnos/as no andan muy boyantes. Tras finalizar el pasado curso 2011-2012 con una larga retahíla de huelgas educativas, manifestaciones y ocupaciones de centros, y habiéndose alcanzado pocos o ninguno de los objetivos marcados (parar los recortes),  un punto de inflexión es necesario si no se quiere caer del todo en la desidia.

Este nuevo año escolar nos trae, por un lado, los efectos del decreto que aprobó el Gobierno Central el pasado abril. En este sentido, puesto que las competencias en materia educativa están en gran medida cedidas a las diferentes Comunidades Autónomas, son éstas las que tienen la última palabra en cómo implementar estas medidas de ahorro. Los recortes afectan por igual tanto a los profesionales de la educación, profesores/as y resto de personal de los centros educativos, como a los/as usuarios/as de este servicio público. Simplemente por nombrar algunas de estas medias: aumento de ratio de alumnos/as por aula, reducción del presupuesto destinado a becas, becas-comedor y rutas escolares, despido masivo de docentes, aumento del horario lectivo y disminución de sueldo para los/as profesores/as, recortes en servicios para los/as alumnos/as con lo que ellos/as denominan “problemas especiales”, y así un largo etcétera.

Por si fuera poco la subida del IVA ha supuesto un nuevo pellizco a la hora de comprar libros y material escolar, si bien es cierto que los mayores apuros vienen de la mano de las subidas en las matrículas de los centros educativos públicos. Donde más se están notando estas subidas han sido en la Formación Profesional, esa rama de la educación formal de la que siempre se quejan de que es vista como un segundo plato (suponemos que con estas subidas será más atractiva para los/as chavales/as), y en los estudios universitarios.

En el caso de las FP públicas, las matrículas pasan de ser gratuitas a llegar a costar entre 180 y 360 euros dependiendo del grado de la misma y de la Comunidad, estando Cataluña y Madrid entre las más caras. Por otra parte, el decreto de recortes supondrá igualmente para las universidades públicas una liberalización en los precios de las matrículas, dado que se aprobó que los/as estudiantes tuvieran que pagar entre un 15% y un 25% del precio real de sus estudios. El problema ha sido que al no saberse cuál es el precio real de una matrícula (no saben que meter como gastos que ocasiona una carrera: investigación, docencia, laboratorios…) cada Comunidad Autónoma ha aplicado las subidas que ha creído conveniente, desde aquellos que han mantenido los precios (Asturias y Galicia), hasta quienes que han aumentado el valor del IPC anual y otros que han realizado incrementos muy importantes (caso de Madrid, Cataluña, Castilla-León, Valencia y Canarias). A todo ello habría que sumar el aumento en las matrículas que ya se produjeron de la mano del Plan Bolonia (no nos olvidamos de quienes ahora se rasgan las vestiduras desde la bancada socialista), el nuevo reglamento universitario cuyas bondades pedagógicas aún andan en busca y captura.

Y como no, aquí llega una nueva LOE (o LOGSE o LOCE)

Sin embargo, no son estas medidas las únicas que pueblan el debate en torno a la educación. Ya desde la pasada primavera, se viene planteando desde el gobierno central la necesidad de una nueva reforma educativa de calado, el nombre ya se lo han dado, Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Simplemente pretendemos hacer mención de algunos de estos cambios, para de esa forma poder extraer (o al menos intentarlo) lo que hay detrás de esta nueva ley.

Uno de los puntos fuertes sobre los que pivota esta “nueva” concepción educativa es otorgar mayor peso a la evaluación en forma de exámenes. De esta manera, los negativos resultados en las pruebas PISA (exámenes que se realizan a nivel europeo a chavales/as de distintas edades) son utilizados como prueba ineludible de un fallo en el sistema, y su solución pasa por más exámenes. De esta forma se crean varias reválidas para poder superar (y recibir el título) de la ESO y el Bachillerato, con lo que desaparece la selectividad, y una vez aprobada la reválida se tendrá que realizar una prueba de selección para matricularse en algún grado universitario (a libre elección de la facultad en cuestión).

En cuanto al problema del abandono escolar, que según los últimos estudios se situaba en torno a un 26% de los alumnos, la solución más directa que se ha encontrado, inexplicablemente, es la separación más tempranamente de los alumnos según sus rendimientos académicos. De este modo con 12 o 13 años ya podrán discriminar entre quienes optarán a una FP, a un grado universitario o simplemente a completar sin pena ni gloria la educación obligatoria. En este mismo camino de la diferenciación docente, también se pretende implementar lo que han venido a llamar autonomía de los centros. La palabra es muy sugerente, pero su significado real no es nada halagüeño, pues lo que se trata es de permitir que ciertos centros se especialicen en la excelencia, procurando a sus alumnos unos servicios y estudios a los que el resto de centros no podrán ni asomarse.

Otro de los puntos clave en esta nueva reforma de la centralización de competencias y gestión a todos los niveles. Por un lado, se pretende aumentar en un 10% el curriculum común a todas las Comunidades Autónomas; mientras a nivel de centro, se está abogando por una disminución en la capacidad decisoria (ya reducida) de padres, madres y profesores (pudiendo pasar los consejos escolares a ser meros órganos consultivos), en detrimento de unas responsabilidades mayores para el director.

Luego estarían otras modificaciones que podrían considerarse menores en cuanto al número absoluto de alumnos/as a los/as que afectará, aunque su trasfondo es bastante siniestro. Este es el caso de la modificación del término “discriminación por razón de sexo”, de forma que se excluya de tal consideración la educación diferenciada de niños y niñas. De esta forma tan sencilla, únicamente dándole la vuelta a las palabras, podrán considerarse como centros concertados (y por tanto recibir dinero público) los colegios que elijan esta vía pedagógica tan, digamos, conservadora. Un giño al lobby ultra-católico que tanto poder atesora en estas tierras.

Contra-reforma educativa y resistencias

Como era de esperar, el anuncio de esta nueva reforma educativa (reforma que parece inherente a cada cambio de gobierno) no ha causado sensación más allá de las filas populares, sino que le han llovido críticas desde sindicatos, asociaciones de padres y madres, partidos políticos de la oposición y otras instituciones educativas. A nadie le convencen los cambios, bueno, mejor dicho, a aquellos/as a los que les convencen no han dicho esta boca es mía. Desde bastantes ámbitos se está tratando esta modificación legislativa como un contra-reforma, como una vuelta atrás de casi cuarenta años. Nosotros/as tanto no diríamos, pues la historia no es lineal y esos regresos al pasado son poco fiables, el capitalismo evoluciona y la sociedad se adapta a sus ritmos. Lo que sí que está claro es que esta reforma (y los recortes que vinieron como vanguardia) es puramente ideológica. Las excusas que nos pondrán serán variadas, que si el fracaso escolar, que si los malos resultados en no sé qué exámenes internacionales, que la crisis económica… pura palabrería. La educación es un arma muy poderosa de adoctrinamiento y aquí nadie quiere desaprovechar la oportunidad. Yendo un poco más allá de los cambios concretos se ven los cambios de fondo importantes, lo que se viene a llamar el curriculum oculto. Lo que acompaña a esta nueva modificación legislativa es una profundización en la cultura de la mano dura y el autoritarismo (lo que llamarán esfuerzo y sacrificio), una apuesta fuerte por el determinismo social (clasismo puro y duro, tus posibilidades educativas vendrán dadas por si tu centro es excelente o no, por si con 12 años has tenido acceso a un buen nivel cultural, por si tus padres pueden pagarte el colegio concertado o te toca ir al centro público guettificado) y por la perpetuación de los valores cristianos.

Pedagógicamente, volvemos a incurrir en más memorización y una nula atención a las diferencias, en cuanto a ritmo de aprendizaje e intereses de los/as chavales/as (si no eres rápido/a aprendiendo, entrarás en el grupo de “los tontos”; que necesita ayuda con la lectura, pues te jodes que sólo hay un/a profesor/a para cada 30; que hay que despertar tus apetencias educativas a través de la tecnología o la plástica, pues más vale que te busques las castañas tu solito/a). Y a un nivel decisorio, cuanto más jerarquizado mejor, ¿qué es eso de que los padres y madres opinen sobre la educación de sus hijos/as?, ¿O que lo hagan los trabajadores/as del centro? ¡Vamos!, a quién se le ocurriría pedir opinión a los/as chavales/as, qué hostias saben ellos/as.

Como era de esperar en este asunto no ha habido debate alguno, ni lo habrá, por mucho que el ministro Wert nos convidara a enviarle emails con nuestras opiniones. Eso solo es papel mojado, los únicos debates reales son aquellos en los que participan y deciden sobre su futuro aquellos/as a los que verdaderamente les incumbe directamente, y eso no nos lo dará el actual gobierno, pero tampoco hay que ser inocentes, tampoco un futurible gobierno del PSOE. Pues si bien es cierto que la reforma educativa que dirige Wert es sustancialmente ideológica, no lo es menos la defensa acrítica y simplona de la educación pública que se hace en gran medida desde muchos partidos políticos de la oposición o sindicatos. Está claro que nos posicionamos en contra de la privatización de la educación, así como de todo cambio que trate de ahondar en una escuela pública más reaccionaria, clasista y pedagógicamente chapucera, pero también dejamos claro que nuestra intención no es servir de ariete de la socialdemocracia en su afán de recuperar el poder perdido (sinceramente, por su nefasta gestión del mismo).

Nuestras críticas a la educación pública comienzan por el mismo concepto de lo público, que para nada se asemeja a lo común, como nos gustaría pensar. Nuestra capacidad de gestión sobre centros, contenidos, metodología o trabajo dista mucho de ser común, de ser de todos/as; sino que está fuertemente dirigida desde las cúpulas ministeriales o autonómicas, desde las editoriales que crean los libros de textos que tenemos que seguir sí o sí, o desde los grupos de presión que marcan temarios y asignaturas. Podríamos continuar por una crítica a unos métodos pedagógicos unidireccionales, basados en el premio-castigo, por una nula comunicación con el entorno social exterior a la escuela, por el individualismo exacerbado que puebla las aulas o por una concepción empresarial de la educación como mera “fabrica de capital humano”.

Es por ello, que nuestra intención es tratar de poner en marcha prácticas que puedan suponer pequeñas brechas en el sistema público educativo tal y como nos lo presentan. Nos parecen interesantes algunas las ocupaciones de liceos (institutos) que se realizaron en Chile durante las protestas educativas del curso pasado, pues se acompañaron no únicamente de paros en la enseñanza, sino que se planteó que el curso debía de continuar, pero que el nuevo rumbo de las clases tenía que cambiar. Profesores/as, estudiantes, madres y padres mandaron a la mierda el currículum impuesto desde el ministerio y pasaron a diseñar las clases según sus necesidades, según sus intereses, según sus ritmos. La experiencia duró lo que duró, pero nos parece de un gran interés, pues plantea la posibilidad de dar la vuelta a los conceptos pedagógicos y organizativos de la educación estatal, probando otros métodos, otras formas de aprender. Esto no es más que una propuesta de las miles que deberemos intentar poner en práctica.

Ahora, igual que entonces, nos toca plantar batalla, tanto práctica como teórica, pues seguimos empeñados en demostrar que las cosas sólo se cambian luchando.

Crónica de un desplante anunciado. Esperanza ¿por qué te escondes?

O cómo la acción directa y la lucha son el único camino

3 de Septiembre. Acto inaugural del curso académico universitario en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid(UAM). Al acto acuden los altos cargos de todas las universidades públicas de Madrid, así como otros ilustres personajes de la alta política del Estado, entre las que se encontraba la presidenta de la comunidad Esperanza Aguirre. Quien gracias a la presión ejercida no hizo acto de presencia.

Todo comienza por la mañana, a las 9:00 se queda en la estación de metro más cercana, Begoña. Desde ahí parte un nutrido grupo de personas hacia la facultad, a la entrada nos encontramos con más gente, se dice que alrededor del centenar de personas. Se despliegan las pancartas, “No a la privatización de sanidad y educación”, un par con la firma de los sindicatos CCOO-UGT con lemas pro-escuela pública y otra que rompía con el esquema establecido “Políticos a la hoguera. Espe no te vayas, Espe muérete”, portada por un grupo de compas de diferentes colectivos organizados para tal ocasión.
La mañana comienza un tanto extraña, parece que se está celebrando una “asamblea”, un dirigente de CCOO de la UAM empieza a soltar la chapa, no queda claro si vamos a entrar al salón de actos donde a las 10:00 comienza el acto o qué. Al final se dice que entraremos de “manera pacífica”¿Es pacífico entrar a un acto al que no te han invitado para impedir que se produzca? En fin…
Se decide entrar, no se encuentra oposición por parte de guardas jurados, dos policías nacionales observan desde dentro del recinto universitario pero fuera de la facultad el suceso. Entramos por las puertas y accedemos a un pasillo que lleva al salón de actos. La gente conversa entre si, pero no se cantan consignas. Los manifestantes se mezclan entre quienes acuden al acto por iniciativa propia, un señor de traje nos pregunta:

-¿Vais a dejar que se haga el acto?
(Risas)
-No, ¡es que si no me voy!
-Pues mejor que te vayas…

Entre toda esa gente un compa divisa a escasos metros de él a Arturo Fernández (Vicepresidente de la patronal CEOE), uno de los grandes y más duros empresarios de este país. Lo comenta con los compas y comienza el chaparrón, “¡Ese Arturo hijo de puta!” de manera repetida y con un tono pegadizo, el clásico “Fuera empresas de la universidad” o “El patrón solo entiende un lenguaje:Boicot, huelga y sabotaje”, Arturo, se hace caquita y sale corriendo a refugiarse bajo llave a una sala colindante. No acudirá al acto, la silla que tenía reservada estará vacía durante lo que duró el acto. Por una vez es el empresario el que siente miedo.
Ya estamos dentro, continúa el murmullo, las pancartas se vuelven a desplegar. Comenzamos los cánticos, “Espe no te vayas, espe quédaté. Espe era broma, Espe muérete”, “Fuera los políticos de la universidad”, “Esperanza recórtate las venas”, “nuestros recortes serán con guillotina”, “la lucha es el único camino” se tiran multitud de panfletos al aire*…Empiezan a entrar personas con toga (sí, con toga de esas de hace dos siglos, progreso creo que lo llaman…), toman asiento, los rectores están en el escenario e intentan empezar el acto. Intentan. La multitud se levanta con tarjetas rojas y comienzan a gritar de todo, lemas por la escuela pública y contra las privatizaciones, contra Esperanza Aguirre y el Rector y por la huelga indefinida. El acto es un caos, el 70% de la gente que estaba dentro estaba por y con la protesta. Los esbirros del Rector (¡Hola Osorio!) tratan de calmarnos, pero sus esfuerzos son en vano.
La cosa se calienta y decidimos tirar para alante y tratamos de subir al escenario con la pancarta, en nuestro camino se ponen varios seguratas, que nos empujan y tratan de agredir, uno le puso tanto ímpetu que se tropezó consigo mismo y se cayó de cara al suelo, jódete gilipollas. Ante ello la respuesta del público “Menos represión y más educación”, una muestra de apoyo que a algunos nos sorprendió gratamente.
Pasa el tiempo y deciden cancelar el acto. Una pequeña victoria y una buena manera de empezar el curso.

Resaltar que durante el acto, los responsables del acto se dirigieron en varias ocasiones a los dirigentes sindicales de CCOO reprochándoles la actitud de los manifestantes que “eran de los suyos”, el dirigente, cómo es habitual, dijo que los que gritaban y pitaban no eran “de los suyos”, por lo que fue recriminado por compas que lo escucharon. Luego se trató de escusar, qué pesados se ponen. Ni somos de los tuyos ni lo queremos ser, que te quede claro. El caso es que la protesta, la rabia y el cabreo de la gente, como es normal, sobrepasó los límites del sindicalismo pactista y subvencionado. Bravo por esa gente que lucha.

Ha sido una grata sorpresa las ganas de luchar que tenía la gente, resaltar que no solo éramos estudiantes los que estábamos ahí como dice la prensa oficial, había multitud de trabajadores de las universidades y el reventar el acto fue un acto de todos. Así que ya vemos que el curso empieza calentito.

¡La lucha es el único camino!
¡Arriba los que luchan!

*Panfletos repartidos por los compas presentes:
“La Esperanza llega a la universidad-Incontrolados e ingobernables desde la UAM”      https://feluam.noblogs.org/?p=281
“Aguirre Muérete-Grupo Bandera Negra (FIJL)”
https://juventudeslibertariasmadrid.wordpress.com/

Esta crónica es personal y narra cómo se vivió el acto en primera persona, ya que no se ha visto ninguna crónica “desde dentro” y todas las que rulan por internet (has ta en las páginas de contra-indormación) provienen de la prensa capitalista.

[TxH] Las preguntas

Artículo extraído de la publicación anarquista Todo Por Hacer, número 17 de Junio de 2012.

http://www.todoporhacer.org/

http://stop-accidentes-laborales.blogspot.com.es/

En marzo de 2011, un compañero del autor del texto que reproducimos a continuación cayó desde lo alto de su camión, perdiendo la vida prácticamente en el acto al golpear su cabeza contra el suelo. Tras las declaraciones previas al juicio que se celebró, el autor y sus compañeros/as fueron visitados/as por la abogada de la empresa para ver cómo son las pautas de trabajo de su puesto. Siguen buscando responsables, sin entender que la responsabilidad cae enteramente sobre aquello que ellos/as se encargan de defender. Las muertes en el trabajo o a causa del mismo no se acabarán con unas medidas de “seguridad”, pues el trabajo es sinónimo de muerte, y para que esto deje de darse habría que acabar con el trabajo asalariado y con el capitalismo. Quizá el juicio debería ser contra ellos/as, pues son los que están presentes en todas y cada una de las muertes laborales.

Ahora llegan las preguntas, tras obtener las respuestas. Una estructura lógica impondría que las respuestas deben ser las que aparezcan tras las cuestiones y, aunque parezca una tontería más de la teoría alejada, es un asunto esencial en el cómo funcionamos y quiénes marcan los ritmos. Perdonadme si esta escritura se convierte en algo difícil de descifrar, pero el momento es tan sencillo de entender que se hace tan complejo de explicar. Sin embargo se me hace necesario escribir porque sé que más allá de estas palabras el sentimiento es común y la comprensión llegará no gracias a las palabras, sino a pesar de ellas.

Hoy, de nuevo, ha vuelto a fallecer un trabajador, un compañero, en la fábrica. Me acabo de enterar hace apenas 45 minutos y todo han sido preguntas desde entonces, de ahí que esta escritura sea difícil. Para mí, no por atento, ni por estar dotado de una inteligencia superior, sino por pertenecer a esa clase de personas que han nacido para sufrir (entiéndase movimiento obrero, trabajadores, proletarios, pobres) estas preguntas no son nuevas, sino que son la reafirmación de que las cosas no se hacen como esa estructura lógica a la que antes hacía referencia dictaría que se hicieran. Y no digo que las cosas no se hacen como se tienen que hacer porque eso es mentira, pues para la otra clase, para el capital, para los números, para esas personas que han nacido en el otro bando (sí, es políticamente incorrecto recordar que esto está dividido, pero no son esas dos Españas que nos venden los dividendos de dicha división) las cosas sí que se hacen como se tienen que hacer. En esta batalla del mundo laboral, dividido como digo en dos bandos, me gustaría saber cuántos han caído del mío y cuántos del de ellos. No me hablen de igualdad de oportunidades y que si ese hombre que se ha caído desde lo alto de su camión también podría haber llegado a ser no sé qué otra cosa que alguien (tampoco sé quién) le hubiese dejado ser. Lo primero, de siempre, ha sido comer y llevarlo con la mayor dignidad posible. Y si alguno que antes estuvo a mi lado, ahora ha llegado a estar en el otro, pues ya sabe lo que hay: está en el otro. Porque ese otro bando necesita que esté el mío, que no exista esa supuesta igualdad con la que se llenan la boca, para poder seguir manteniendo su estatus. Ahora se me viene a la cabeza que quizá deberíamos preguntarnos quiénes, en su inmanencia, son más pobres, pues la clase de gente a la que pertenezco no necesitamos a la suya para nada y, sin embargo, me gustaría saber de qué son capaces en el otro bando sin mis compañeras y yo.

Desde hace una hora ya, aparecen antiguas conversaciones, peticiones, preguntas, datos que surgen en cada uno de los puestos de trabajo. Y la pregunta primera que me golpea es ¿cuántos camiones sois capaces de llenar a la hora? Mira, “amigo”, mis cojones son capaces de no llenar ni uno a la hora. De momento sé eso, lo mínimo que puedo llenar, y lo mismo hay un día en que nos da por no llenar ni uno más. Se nos dice que no corramos… claro, cuando la cosa está tranquila. Cuando hay una fila esperando, ¡ahí me gustaría verte a ti! Qué curioso que nunca estás para decirme que no corra cuando hay otro amiguito tuyo diciéndome que por qué hay tantos esperando. ¿Que denunciemos? Claro, para que nos juzgue otro que pertenece al mismo bando que tú y tu amiguito. Porque las reglas del juego las habéis hecho vosotras y porque mis compañeras siempre quedaron fuera de esas reglas.

Se nos dice que no corramos, pero ese camionero posiblemente no quería correr, lo que querría sería estar en su casa, junto a su compañera, junto a su hijo o su hija, verlas aunque fuese un día porque lleva seis días sin verlos y porque es viernes, está a 800 kilómetros de su casa y el domingo por la noche tiene que salir de nuevo de su casa para no volver hasta pasado de nuevo seis días, si podía claro. Pero no, no volverá.

Saben que sus “medidas de seguridad” no son cumplidas, que a la que se dan media vuelta desaparecen. Sus medidas son para sus papeles. La primera medida es no obligar a trabajar de la manera en que nos vemos obligadas a hacerlo.

Pienso también en mi compañero que estaba con ese otro que ha caído. Se me pasan a mi siete mil imágenes por la cabeza, sin haber estado… no quiero ni pensar en cómo estará él. Y encima él será primer responsable de esa caída. Él, una persona obligada a trabajar hasta que hayamos cumplido la condena, una persona con más de treinta y cinco años trabajando sin parar, una persona cansada, a la que se le exige ser hábil, estar preparado, no agotarse… un robot. Y él, os puedo asegurar que en lo básico se parece mucho a mi: no quiere estar allí, cuando entra a trabajar lo único que está deseando es que llegue la hora de salir de aquel agujero.

¿Se podría haber evitado la caída? Pues sí, claro, pero no sólo porque se hubiese puesto los epi´s correspondientes, no porque se hubiese atado el arnés. Ya os digo, que nos dejen en paz, que no pongan un reloj a nuestras vidas, que no pongan números que marquen los ritmos, que no hagan preguntas “inocentes”… que nos dejen en paz.

Tengo rabia, tristeza y un llanto interior sin aún saber siquiera si conocía al compañero que hoy cayó, si habíamos coincidido alguna vez en el tajo, pero es que por mi mente no han parado de pasar los rostros de todos esos compañeros con los que sí he coincidido, y me da igual que lo hiciera o que no, que no sea capaz de ponerle cara nunca, porque nos están matando a todos, unos tras otros, de manera lenta y cruel y desde hace mucho tiempo, demasiado ya. Hay compañeros que han pasado por ahí y he pensado que vaya cabrones, pues también han pasado por mi mente como compañeros, como mi familia durante las horas que estamos en aquel infierno. Y nos llaman afortunados.

Y todo este tinglado en el que habéis convertido el mundo, ¿para qué? Aún tenéis la poca vergüenza de vendernos la historia como progreso positivo, como avance. Está cambiando el estadio, pero el partido sigue siendo el mismo y perdemos por goleada, pues aún no nos enteramos ni siquiera de que el partido hace mucho que comenzó.

No espero nada de vosotros, no espero que bajéis la edad de jubilación, no espero que no forcéis a mis compañeras que llevan 40 años en el mismo puesto de trabajo y con los huesos ya diciendo basta a que sigan destrozando sus vidas, no espero que me perdonéis la mía, no espero que me la regaléis (como nosotras hacemos con la vuestra). Encima parece que tenemos que pediros que nos dejéis ser exterminados, que por favor nos marquéis los goles, que nosotras nos dejamos perder. Pues no, no espero nada de vosotros, desgraciados. Lo espero de mis compañeros, de aquellos que cuando miro a mi lado están ahí. Que no queremos ganar ningún partido, que cogemos el balón, que encima lo hemos traído de nuestra casa, y nos lo llevamos. Aquí no se juega más. Aún hay compañeros a los que habéis hecho pensar que soy un vago cuando digo que no quiero jugar el partido. Y yo lo único que quiero es que cuando vaya a trabajar mi madre me vea contento, que todos los años me ve triste cuando llega la época del trabajo, y que cuando voy no sea un alivio la hora de la vuelta. Que mi madre no tenga que decirme que tenga “cuidaito”, que no esté esperando a que salga del trabajo para saber que he salido, hasta que se le olvide este último accidente y se acerque el siguiente.

Y encima, somos nosotras los culpables, tenemos que sentirnos así, porque vuestra moral nos ha obligado a ello. “Es culpa de todos”, decís. Mira, yo seré culpable de muchas cosas, pero de otras soy consecuencia, no causa… Todo esto no puede cambiar simplemente cambiando de campo, de porterías, o de camisetas. El sistema tiene que ser destruido, y cuando hablo de sistema hablo de elementos que se relacionan entre sí y esas relaciones que se dan entre los mismos. Nos preocupamos por intentar “apagar el fuego”, en lugar de irnos a un monte cercano, y disfrutar del bello espectáculo del fuego. Y reírnos. Mirar al frente y ver cómo todo arde; mirar a nuestros lados y ver a nuestros compañeros. Y reírnos. Bello espectáculo.

Y en fin, que la vida, en todas sus vertientes, vuelve a poner en duda si las soluciones que buscamos y/o pedimos tienen que ver con alguna pregunta. Identifiquemos primero los problemas, hagámonos primero las preguntas para poder buscar después las respuestas. Y cuando llego a casa, me asomo a la ventana y digo “y todo esto, ¿para qué?”.